Implica la colocación y masaje por diferentes zonas de piedras calientes y frías jugado con el contraste de la temperatura. Culturas del Sur del Pacífico como la antigua hawaiana practican métodos similares para proporcionar tranquilidad física y espiritual. Las piedras calientes aumentan el flujo sanguíneo a las zonas a trabajar y aportan relajación.
Se combina con amasamientos, masaje relajante, profundo… según las necesidades. Entre el usuario y las piedras se coloca una toalla, no se dejan directamente las piedras encima de la piel salvo en algunas ocasiones para masajear algunas zonas con más tensión.
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